COMENZAMOS EL 20 / 5 / 2012

viernes, 24 de mayo de 2013

El sorprendente poder de la mente y los corredores



Correr es una espectacular actividad física, donde en cada kilómetro podemos exigir al máximo a nuestro cuerpo.
Sin embargo, el running no es sólo una cuestión física, sino también un desafío mental absoluto.
Aunque conocemos el poder de nuestra mente, en determinadas circunstancias no podemos evitar sorprendernos.
En esta nota, queremos contarte una experiencia que vivimos hace poco, mientras realizábamos nuestro entrenamiento de fondo semanal y como nos ayudó a sentir lo que es capaz la mente de un corredor.

La mente, el perro y el corredor

Corremos en las calles y conocemos los peligros a los que nos enfrentamos en cada uno de nuestros entrenamientos.
Los perros, son hermosas mascotas, pero a veces pueden reaccionar mal cuando un desconocido corre rápidamente al lado suyo.
Un altercado con un perro, puede ser muy peligroso y por ello debemos estar atentos al pasar cerca de uno (conoce como un altercado con un perro dejó a Meb Keflezighi de una importante competición – aquí).
Ahora bien, entrando en nuestra historia, durante nuestro último entrenamiento de fondo tuvimos un inconveniente con un perro y su dueño.
Faltando sólo 2 kilómetros para terminar nuestro entrenamiento, cansados, con hambre y mentalizados en lo poco que faltaba para acabar, un perro sin correa de gran tamaño -pero cachorro-, se nos tiró encima para jugar (o eso pensamos).
Al no conocer al perro ni como podía reaccionar, le pedimos al dueño que lo detuviera, y así poder correr tranquilamente.
El dueño hizo caso omiso a nuestro pedido y el perro siguió tirándose encima nuestro (con gruñidos incluidos), lo que nos obligó a detenernos y solicitarle nuevamente al dueño que detuviera a su perro.
Con muy pocas ganas, el dueño tardó aproximádamente 1/2 minutos en hacerlo (una eternidad para un corredor que quiere correr y terminar su entrenamiento). Apenas pudimos comenzar a correr de forma segura, lo hicimos.
Al comenzar a correr, la ira había eliminado el cansancio que teníamos, el aire en nuestros pulmones entraba y salía con total facilidad y nuestras piernas se sentían como nuevas.
Al chequear la velocidad a la que estábamos corriendo, nos dimos cuenta que estábamos corriendo a un ritmo de 10k, sin ningún esfuerzo y como si recién comenzara nuestro entrenamiento. El cansancio había desaparecido.
Mas allá del mal momento que pasamos con el dueño y su perro, la experiencia nos sirvió nuevamente para confirmar que la Teoría del Control Central puede llegar a ser muy acertada y que el poder de nuestra mente es simplemente enorme.
¿Te ha pasado algo parecido?


No hay comentarios:

Publicar un comentario