COMENZAMOS EL 20 / 5 / 2012

domingo, 23 de marzo de 2014

Fabricando al corredor


Tiempo para que entrene tres o cuatro días a la semana, un gotas de prudencia, un buen plan y bastante paciencia. Poco más hace falta para “construir” un buen corredor. Y te lo vamos a demostrar.

Para empezar, no hace falta correr todos los días (más aún, es contraproducente) para mejorar más rápido. Nuestro objetivo este mes es hacerte un corredor más completo y a la vez mejorar tu salud y siempre sin asumir riesgos innecesarios y asumiendo nuevos retos como tu primera carrera de 10 km si es que estás empezando en este mundillo o preparar un maratón si ya estás avanzado.
En ambos casos es sencillo, pues sólo requiere seguir las siguientes pausas. Paso número 1: hacer una prueba de esfuerzo para descartar riesgos y chequear tu forma física real. Paso 2: traza unos objetivos concretos para realizar una planificación estructurada. Para ello has de trabajar la fuerza y la potencia muscular como base de la resistencia. Así vas evitar molestias y lesiones y ten muy claro que sólo progresa el corredor que no se lesiona. Ante todo debes ser paciente y tomártelo con calma. Lo importante no es ir rápido sino al ritmo adecuado a tu nivel de forma.

Aquí tienes los 9 ingredientes de un buen corredor. Como un buen chef, debes combinarlos sabiamente para conseguir un plato único: sacar el mejor partido de tus cualidades como corredor.


1. Antes de empezar, ponlo a prueba
¿Para qué sirven las Pruebas de esfuerzo?
Este tipo de reconocimiento médico sirve para determinar el estado de forma y de salud de cualquier corredor o deportista; sus posibles contraindicaciones al ejercicio, su potencial, su capacidad física, su nivel de entrenamiento y sus posibilidades en la competición. También te proporciona las pautas de cómo debes entrenar para obtener el mayor rendimiento al mismo esfuerzo y te informa de las frecuencias cardiacas a las cuales debes realizar los diferentes tipos de entrenamiento: los rodajes lentos, los rápidos, los cambios de ritmo, las series y repeticiones largas o cortas, etc. Desde mi punto de vista deberían hacérsela todas las personas que decidan practicar un deporte de forma regular, sobre todo si requiere grandes esfuerzos físicos. Incluso, los que ya son habituales y buscan mejorar su rendimiento, deberían hacerse una cada cierto tiempo, para evitar riesgos y controlar mejor sus entrenamientos. Siempre serán de gran ayuda y muy útiles. Sobre todo a nivel de salud, pues las pruebas de esfuerzo nos informan del comportamiento del corazón durante el ejercicio, y si existe alteración evidente es un método ideal para su detección.

¿Cómo se hace la Prueba de Esfuerzo?
Se realiza sobre una cinta o tapiz rodante que incrementa progresivamente la velocidad, hasta que la resistencia del corredor llega al agotamiento. El esfuerzo se controla con una mascarilla que mide continuamente el Oxígeno y el Anhídrido Carbónico. Al corredor se le colocan una serie de electrodos para registrar su actividad cardiaca. Por el intercambio de oxígeno y anhídrido carbónico, y combinándolo con el ritmo cardiaco se calcula el consumo máximo de oxígeno. En relación a estos últimos se marcan unas frecuencias cardiacas individuales que determinan los umbrales.

¿Qué son los Umbrales?
El Umbral Aeróbico ó Vt1 es el primer umbral, marca los parámetros hasta los cuales el corredor entrena aeróbicamente. Se refiere a las frecuencias cardiacas y ritmos de carrera a los que se entrena rodando.
El Umbral Anaeróbico ó Vt2 es el segundo umbral, y marca los parámetros desde los que el corredor trabaja anaeróbicamente. Se refiere a las frecuencias cardiacas y ritmos de carrera a los que se entrena haciendo series.
Veamos un ejemplo:
Prueba de esfuerzo hecha por un corredor de 77 kgs de peso que prepara un maratón con el objetivo de bajar de tres horas y media. La realiza sobre Tapiz Rodante, con el siguiente protocolo: inclinación del 1% del tapiz durante toda la prueba, con un incremento de 1 km/h cada minuto. Carga Inicial: 6 Km/h ó 10 minutos por km. Carga Final: 15 km/h  ó 4’00" por km.
Principales resultados:
PARÁMETROS MÁXIMOS:       
FC max:189    latidos minuto
Consumo Máximo de Oxígeno (ó VO2 max): 3,978 l/minuto
VO2 max relativo (en mililitros por kg de peso del corredor): 51,7 ml/kg/minuto a 4’00’’ por km
Umbral Aeróbico Vt1:
FC: 150  lpm
VO2: 38,8 ml/kg/minuto
Carga: 5’30’’por km
Umbral Anaeróbico Vt2:
FC: 176 lpm
VO2: 48,1 ml/kg/minuto
Carga: 4'30" por km
Recomendaciones de Ritmos de Entrenamiento:
Rodaje suave y normal: entre 6’00’’ y 5’30’’ por km  ó hasta 155 lpm
Rodajes vivos, progresivos o controlados: entre 5’30’’ y 4’45’’Km  ó hasta 179 lpm
Series largas: entre 4’45’’ y 4’15’’Km  ó hasta 176 lpm
Series medias y cortas: entre 4’20’’ y 4’00’’Km  ó hasta 184 lpm


2. Dale el plan perfecto

Entrenar lo que se te ocurre mientras te atas las zapatillas es el mejor modo de no avanzar nunca. Una vez que has elegido el objetivo y sabes el tiempo del que dispones para entrenar, prepara un plan de entrenamiento a medio plazo. Si además cuentas con los resultados de la prueba de esfuerzo, podrás trabajar con datos precisos y fiables que te permitirán entrenar con seguridad y conocimiento. Si ya eres corredor y buscas mejorar tus marcas en alguna prueba en concreto, ya sean diez kilómetros, medio maratón o maratón, puedes diseñarte tu plan perfecto. Este lo puedes dividir en tres ciclos básicos: en el primero trabajas sobre todo la fuerza y potencia muscular,además de la resistencia orgánica, con ejercicios de pesas o gomas, con cuestas específicas, multisaltos y rodajes suaves. En el segundo combinas potencia muscular y aeróbica; con entrenamientos de carrera más vivos, en los que incluyes cambios de ritmo, rodajes progresivos y series. Y en el tercer ciclo afinas de cara al objetivo, bajando al mínimo el trabajo de potencia muscular y basando fundamentalmente la preparación en la carrera, con rodajes vivos, series cortas, medias y largas y competiciones cada dos semanas; descansando al máximo en los diez días previos al objetivo planificado.
En todos los ciclos debes incluir el trabajo de estiramientos, abdominales, y ejercicios de tobillo. Con ellos mantienes fuerte tu musculatura, tendones y articulaciones, además de mantener o mejorar tu elasticidad y con ello mejorar la asimilación y recuperación de los entrenamientos. Son ejercicios sencillos que se inician con intensidades muy bajas y se van incrementando a medida que ganamos en fuerza muscular y en potencia. Se empieza con pocas repeticiones y se incrementa paulatinamente con el paso de las semanas.
Cada corredor tiene su propio ritmo de entrenamiento y este viene determinado por el ritmo de competición que realice en cada momento de la temporada. Al empezar un plan, el ritmo de competición es mucho más bajo que al finalizar el mismo, lo que implica una menor intensidad en los rodajes y las series al principio de la planificación.
Los rodajes favorecen la resistencia orgánica general y acostumbran al músculo a usar las grasas como combustible, conducen a una rebaja en el pulso basal en reposo y el corazón se hace más eficaz en su trabajo. Se pueden hacer a intensidades suaves o medias.
Las series de medias y largas distancias, los cambios de ritmo, los ritmos progresivos fuertes y los controlados, permiten combinar resistencia orgánica con resistencia muscular. Acostumbran al organismo a reciclar el lactato, mejoran la eficacia cardiovascular, provocan que se agrande el corazón y consiguen una gran mejora de la perfusión sanguínea muscular.

→ Ejemplo para Determinar el ritmo Óptimo de Entrenamiento
Las series largas se realizan normalmente al ritmo de competición o un poco más rápidos. Estos ritmos son muy distintos al principio de la temporada con respecto a los de final. Un corredor puede que empiece a competir en el medio maratón a 4:45 por km y cuatro meses después acabe haciéndolo a 4:20 por km; por lo que debería adaptar los tiempos en las series al estado de forma de cada momento, es decir, en el último mes de la planificación debería estar haciendo las series largas con la referencia de su mejor marca en competición, entre 4:30 y 4:10 por km. En las cortas debería moverse entre 4’15’’ y 4’00’’ el km. Tú mismo puedes elaborar tu propia planificación, sólo tienes que utilizar los elementos que te aportamos a continuación:

 
 Ciclo ICiclo IICiclo III
 
Primer tercio (de 7 a 8 semanas)
Primer tercio (de 7 a 9 semanas)
Primer tercio (6 semanas)
Ejercicios en sala
Estiramientos. 5 días semanales (5´a 10´)
Abdominales. 5 días semanales (5´a 10´)
Pesas o gomas. 2 días semanales.
Multisaltos y ejercicios de tobillo. 1 a 2 días semanales.
Estiramientos: 5 días semanales
Abdominales: 5 días semanales
Pesas o gomas: 1 día semanal
Multisaltos y ejercicios de tobillo: 1 días
Estiramientos: 5 días semanales
Abdominales: 3 días semanales
Multisaltos y ejercicios de tobillo: 1 día semanal
Carrera
Cuestas: 2 días a la semana. 1 día desde la quinta semana
Dos tipos: cortas y máxima inclinación y largas con inclinación media.
Rodaje. Todos los días en el primer mes, 4 días a partir de la quinta semana y 3 a partir de la sexta. Siempre uno largo.
Cambios de ritmo: 1 día a la semana, a partir de la quinta.
Series. Nada
Competiciones: nada

3. Hazlo fuerte

La potenciación es la base de la preparación para las carreras de fondo y así debe entenderse. Un error que aún se comente de forma generalizada entre los corredores de fondo aficionados es no prestar atención a la potenciación muscular en su preparación. Aún sigue muy presente la teoría desfasada de que sólo necesitas correr, y si es durante mucho tiempo, mejor que mejor. La potenciación es la clave para la mejora total. Cuando se realiza adecuadamente se evitan muchísimas lesiones, muy comunes entre los corredores; se amplía notablemente la resistencia aeróbica y te permite mejorar espectacularmente la potencia aeróbica, al mismo nivel de esfuerzo y corriendo muchos menos kilómetros.

→ El fortalecimiento muscular como base
Consiste en fortalecer los grupos musculares que más intervienen en la carrera y buscar equilibrios de fuerzas entre grupos musculares antagonistas, fortaleciendo más los menos trabajados. Este trabajo se realiza en el primer periodo, en el que la carrera debe estar casi en un segundo plano, trabajándola a ritmos muy suaves.
Los entrenamientos que consisten sólo en correr, inevitablemente, provocan un gran desequilibrio muscular que produce sobrecargas, lesiones por descompensaciones y a un enorme déficit de las condiciones físicas básicas. Es necesario empezar con carrera suave y larga, trabajando más con pesas o gomas, con abdominales, con cuestas específicas, con escaleras y con ejercicios de tobillos y de técnica de carrera. Cuando todos estos factores se han entrenado adecuadamente y durante un periodo mínimo, es el momento de iniciar los entrenamientos con cambios de ritmo, con ritmos controlados y con rodajes progresivos vivos. Posteriormente llegará el turno de las series y repeticiones para mejorar la potencia aeróbica y la velocidad aeróbica máxima.
Si todo lo anterior lo complementamos con estiramientos bien hechos después de cada entrenamiento y con periodos de descanso, conseguiremos una mejor recuperación y asimilación de los mismos. 

¿Pesas o gomas?   
Con los entrenamientos de pesas se pierden sensaciones al correr, se hinchan un poco los músculos de las piernas, los rodajes se hacen más lentos, se compite peor y se gana entre dos y tres kilos de peso, aunque la apariencia es de más delgadez, porque se pierde grasa. Pero todo esto es normal. Una vez que se asimila completamente el trabajo de fuerza vuelven las buenas sensaciones y los rodajes se hacen mucho más rápidos que antes, con el mismo esfuerzo.
Los ejercicios con pesas (o su equivalente en gomas) se inician con intensidades muy bajas, y se van incrementando a medida que ganas en fuerza muscular y en potencia. Se empiezan con pocas repeticiones y se incrementan paulatinamente con el paso de las semanas, en función de cómo se vayan asimilando los trabajos.
Al principio serían sesiones cortas y con el paso de las semanas se incrementarían tanto el número de repeticiones como el de ejercicios. Se empieza un día a la semana con un circuito, en la tercera semana se hacen dos circuitos, en la cuarta se incrementa a dos días dos circuitos y en las tres siguientes se llega hasta los tres circuitos en cada sesión. 

Un ejemplo de Tabla de pesas para corredores

Han de realizarse en forma de circuito con repeticiones rápidas y sin  apenas recuperación entre ejercicios, lo que se tarda en ir de uno a otro. Se empieza con poco peso, de tal forma que se pueda hacer la última repetición sin problemas.

Sentadilla Tumbado (30-50 kg) + Bíceps femoral (Primero con una pierna, luego con la otra.10-25 kg) + Cuádriceps en máquina (Primero con una pierna, luego con la otra. 10-25 kg) + Gemelos con barra (subida rápida, bajada lenta. 30-50 kg) + Soleos (subiendo muy rápido y bajando lento. 20 a 45 kg) + Brazos (una serie bíceps y otra tríceps) + Aductores en máquina (20-45 kg) + Aductores en máquina (20-45 kg)

4. Hazlo invulnerable a las lesiones

Correr regularmente proporciona grandes satisfacciones pero también supone unos ciertos riesgos. La mayor parte de las lesiones se evitan estirando bien después de cada entrenamiento, trabajando la fuerza en las piernas, con un masaje de descarga, descansando lo necesario o utilizando calzado adecuado; pero los más seguro es entrenando al ritmo adecuado, sin apenas sufrir y con la sensación de que puedes ir más rápido siempre. Nadie está exento de riesgos.
El Descanso. Si no se descansa un mínimo de horas, el trabajo realizado no se asimila e incluso procura una mayor tensión muscular y articular, lo que puede significar dolor y en el peor de los casos lesiones. Por ello no siempre entrenar más implica un mayor rendimiento. Todos aquellos corredores que tienen trabajos que implican un gran desgaste físico, deben ser conscientes de ello y han de intentar descansar lo máximo posible si quieren asimilar sus entrenamientos. En estos casos lo ideal es no sobrecargarse con demasiados kilómetros; intercalar días de descanso y combinar entrenamientos fuertes con suaves.

→ Evitar las lesiones más comunes
Los corredores solemos padecer casi siempre las mismas lesiones, que en la mayor parte de los casos se pueden evitar muy fácilmente sólo con potenciar correctamente los grupos musculares antagonistas y descargándolos con estiramientos diarios. Tan sencillo como eso.

Las Rodillas. Una de las lesiones más frecuentes, en la parte anterior de la rodilla, es la "rodilla del corredor". Se puede evitar con un buen trabajo de pesas, o en su defecto con gomas, con poco peso y muchas repeticiones. Para ello se deben trabajar los cuadriceps en concéntrico y en excéntrico. Y con ejercicios isométrico y propioceptivos sobre plato.

El Pubis. Otra lesión muy común entre los corredores de fondo y evitable con las pesas es la osteítis de pubis, que es la inflamación en la unión de los huesos púbicos de la ingle debida en muchos casos a descompensaciones de fuerzas entre los aductores y abductores, debido a que no se trabajan específicamente y a que no se descargan adecuadamente con estiramientos después de cada entrenamiento.

La Espalda. Las lumbalgias y las lesiones derivadas de estas, que en algunos casos pueden llegar a las protusiones discales, se pueden reducir en gran medida realizando muchos abdominales. Estos ejercicios de potencia han de hacerse antes y después de cada entrenamiento.

Las Piernas. Las periostitis y las tendinitis aquileas son otras dos lesiones comunes entre los corredores, que se producen por excesos en los entrenamientos de carrera, al acumular demasiado cansancio en los grupos musculares en los que se insertan esos tendones; o por entrenar en terrenos demasiado duros o con zapatillas inadecuadas. Como en las anteriores, se pueden evitar en gran parte realizando ejercicios de potenciación en el pie y en el tobillo, como los ejercicios de tobillos y las pesas de sóleo y gemelo, peroneos y tibiales; realizando estiramientos de soleos y gemelos después de cada entrenamiento, concentrado en esos grupos musculares.

Los Pies. Las fascitis plantares es otra de las lesiones que más sufrimos los corredores y que se puede evitar potenciando el pie, con ejercicios de tobillos y estirando la planta del mismo. También ayudan muchísimo las plantillas de descarga, las zapatillas con buena estabilidad y absorción de impacto y entrenar por terrenos blandos, ya sea de hierba o tierra. Es muy molesta y una vez que se produce es muy lenta su recuperación.
5. Hazlo resistente

Los rodajes son la parte aeróbica de los entrenamientos de carrera, que favorecen la resistencia orgánica general, acostumbran al músculo a usar grasas como combustible, conducen a una rebaja en el pulso basal en reposo y consiguen que el corazón se haga más eficaz en su trabajo. También es la más agradecida y la que más rápido se mejora. Para los corredores de fondo, lo más apetecible siempre es rodar, algunos basan en ello su preparación; lo que es un grave error, pues es una de las cualidades básicas del entrenamiento, pero no la única. Y si no se trabajan las demás: fuerza y potencia muscular y potencia aeróbica, el estancamiento llega pronto y no se mejora por más que dediques horas y días a correr largo y continuo.
A ritmos de carrera lentos se desarrolla casi exclusivamente la capacidad aeróbica y la resistencia orgánica. Es un tipo de entrenamiento que corresponde al trote y a los rodajes suaves de una hora o más. A ritmos medios también se desarrolla la capacidad aeróbica, pero en el límite mismo del siguiente escalón. En el que también se puede entrenar la potencia aeróbica. Son los rodajes a ritmo medio, en progresión o a ritmo controlado sobre largas distancias, de 10 kms. o más. A ritmo fuerte, el más próximo al ritmo al que queremos competir, se desarrolla plenamente la potencia aeróbica. Para ello es necesario trabajar con cambios de ritmo y series de repeticiones de larga distancia: de 2.000 m a 5.000 m.
Saber como rodar es importantísimo. Parece muy sencillo, pero se cometen demasiados errores en los rodajes. A veces se quieren ver los resultados nada más empezar y eso lleva a realizar rodajes demasiado largos y a ritmos excesivamente elevados. Es importante no tener prisa. Nuestro organismo tiene una capacidad de asimilación impresionante y puede llegar a cotas insospechadas previamente, pero siempre que se le transmita en pequeñas dosis. Hay que empezar siempre de forma muy suave, de modo que resulte cómodo correr y que se pueda ir hablando. Esta progresión siempre es relativa. Así en los rodajes normales de una hora la progresión debe ser leve, sin embargo, en los rodajes progresivos largos, esta debe ser más fuerte en la parte final. Existen otros matices para conseguir rodar correctamente que se escapan al control de las cifras. Estos son los referidos a las sensaciones al correr y los lugares que se eligen para ello. Nos es lo mismo rodar por lugares en los que hay que hacer múltiples paradas, en los que estás cambiando el ritmo continuamente y en los que debes ir más pendiente de vehículos que de la propia carrera. De ese modo es muy difícil concentrarse y relajar la mente y el cuerpo mientras corres.
Lo ideal sería elegir lugares entretenidos para rodar, evitando las paradas, cuestas muy pronunciadas y dar vuelas en circuitos muy cortos. La mente juega un papel muy importante en el entrenamiento, por eso es importante conseguir relajarla, dejando volar los pensamientos. En esos casos elige siempre pensamientos positivos y agradables mientras ruedas. Si eres incapaz de relajar tu mente mientras ruedas es que vas demasiado rápido. Cuando corras con otra persona más experta pídele que no tire de ti y  que sea ella quién siga tu ritmo. 
Cuestas. Nada.
Rodaje. 2 días normal y 1 día el largo, cada semana.
Cambios de ritmo. 2 días las dos primeras semanas y 1 día las dos siguientes.
Series. De 1 día la tercera y cuarta semanas y 2 a partir de las siguientes.
Competiciones: 2 ó 3
Cuestas. Nada
RODAJE. 2 días a la semana normal, y 1 día el largo.
Cambios de ritmo. Nada.
Series y repeticiones. 2 días a la semana. Uno largas y otro cortas.
Competiciones: 2 y la Competición Objetivo

jueves, 13 de marzo de 2014

El peligro del sobreentrenamiento en el corredor de montaña



Cuando nos ponemos un reto deportivo, el entrenamiento es innegociable. Muchos son los que no lo logran por falta de preparación, pero existe la otra vertiente, pasarse de rosca y caer en el sobreentrenamiento.

Los corredores de montaña están acostumbrados a acumular muchas horas de entrenamiento cada semana, cada mes… Esto es imprescindible si queremos terminar con éxito nuestro objetivo, pero también hay que ser cuatelosos para no pasarnos de rosca y caer en un problema que puede causarnos graves problemas y exigirá una recuperación larga y prácticamente extenuante.
Uno de los consejos más repetidos por los entrenadores profesionales es que “el descanso es parte de un buen entrenamiento”, o “descansar también es entrenar”. Y es que el descanso del cuerpo y de la mente es básico para que asimilemos la carga de trabajo a la que hemos sometido a nuestros músculos y a nuestro sistema nervioso. Básicamente, el sobreentrenamiento se define como una afección que aparece cuando no respetamos los tiempos de descanso dentro de un plan de entrenamiento, sobre todo si este es de gran volumen o intensidad.
Uno de los grandes mitos del sobreentrenamiento es que sólo lo pueden sufrir los atletas de élite, ya que son los que dedican más tiempo a entrenar su cuerpo, si bien, aunque sean más proclives a ello, los corredores populares también pueden ser un blanco fácil, sobre todo en aquellos que necesiten altos volúmenes de preparación, como los corredores de maratones de montaña y ultra trail. Esto es así porque también hay una parte asociada al apartado mental y de stress, que puede tener mucho que ver con el tipo de vida que llevemos al margen del deporte.
A grandes rasgos, podemos distinguir dos tipos de sobreentrenamiento, tal y como apunta el Doctor Segura, de la Universidad de Barcelona. Uno se denomina “simpática, que se caracteriza por un aumento de la actividad simpática en reposo, mientras que la segunda se denomina parasimpática, que cursa con una disminución de la actividad simpática y un predominio de la actividad del parasimpático, tanto en reposo como durante el esfuerzo”. Ambas están relacionadas, al considerarse la primera una etapa que precede a la segunda.

Etapas del sobreentrenamiento

En una primera etapa de sobreentrenamiento, los síntomas suelen ser difíciles de ver, ya que se suele producir una mejora en el rendimiento deportivo, el cual creemos consecuencia del duro entrenamiento que estamos llevando a cabo. Esta etapa está marcada por la aparición de alguna lesión, normalmente de carácter muscular, que suele anteceder a la llegada de las dos etapas anteriormente mencionadas. Además, podemos llegar a sufrir alteraciones en el sueño y cambios en nuestra rutina de alimentación.
En la etapa “simpática”, notaremos cómo nuestras pulsaciones en reposo han aumentado con respecto a nuestros niveles normales, pero además de estos síntomas físicos, también pueden aparecer otros de carácter más psicológico, como una mayor irritabilidad o inquietud. Si no somos capaces de identificar el problema a tiempo, pasaremos sin remedio al siguiente nivel, el parasimpático.
En esta etapa del sobreentrenamiento, la más avanzada, entran en juego más factores mentales, como la apatía y la desgana por el entrenamiento o la competición, además de poder llegar incluso a poder sufrir depresión. También aumenta el riesgo de que suframos lesiones físicas, además de una reducción drástica de nuestro rendimiento. Llegados a este punto, la recuperación del sobreentrenamiento será realmente difícil.

Tratamiento

Al estar compuesto de factores físicos y psicológicos, el tratamiento para recuperarnos de un sobreentrenamiento en fases avanzadas incluirá procesos físicos, pero también mentales, precisamente los que más dificultad presentan para ser tratados eficazmente, ya que suelen ser mucho más subjetivos que los primeros.
Como es normal, lo primero que debemos hacer si estamos sobreentrenados es una reducción del nivel de entrenamiento directamente proporcional al nivel de sobreentrenamiento en el que nos encontremos, por lo que tampoco se descarta la suspensión total de toda actividad física si estamos en niveles avanzados, descartando primero técnicas como las series, que suelen tener un mayor desgaste. Asimismo, hay otros aspectos que debemos considerar cambiar, siendo recomendable contar con la ayuda de especialistas en nutrición y alimentación deportiva.
En el apartado mental, lo primordial será cambiar nuestra rutina de entrenamiento, aumentando la cantidad de tiempo de descanso dentro de nuestro plan, siendo muy recomendable practicar ejercicios psicológicos que nos ayuden a mejorar físicamente, además de evitar en nuestra vida cotidiana posibles fuentes de estrés, que no siempre tienen que estar relacionados con la práctica deportiva.

¿Cómo saber si estoy sobreentrenado?

Los síntomas del sobreentrenamiento se dividen generalmente en aquellos que tienen que ver con nuestro cuerpo y aquellos que tienen que ver con el apartado psicológico; los síntomas físicos incluyen  disminución en el rendimiento, cansancio excesivo durante el día, falta de interés en tareas cotidianas, dificultad en relajarse, aumento en el pulso en descanso, aumento en pulso y nivel de lactato, músculos doloridos, lesiones que son usualmente el resultado de la sobrecarga de trabajo y que no mejoran con la terapia física, náusea y malestar estomacal, falta de apetito, susceptibilidad a infecciones, especialmente infecciones respiratorias, trastornos intestinales, dificultad al respirar, temperatura corporal elevada, o dolor subcostal.
En el caso de los síntomas psicológicos, estos pueden ser alteraciones del sueño, apatía, irritabilidad, ansiedad, pérdida de apetito, dificultad de concentración, inestabilidad emocional, cansancio crónico e incluso depresión.
Pero, como siempre, la mejor recomendación pasa por la prevención en la aparición de estos problemas, si bien es difícil de ver su aparición, ya que los síntomas son distintos en cada corredor. Si creemos que podemos estar empezando a sufrir de sobreentrenamiento, debemos practicar una reducción en nuestro volumen de entrenamiento, incluir más periodos de descanso en nuestra rutina además de tomar medidas en nuestra vida cotidiana, como reducir las situaciones que nos puedan producir estrés y hacer ajustes en nuestra dieta para tener una alimentación más equilibrada.

lunes, 3 de marzo de 2014

¿Cuál es la temperatura ideal para hacer deporte?


Dependiendo de la práctica deportiva desarrollada habrá una determinada temperatura óptima, aunque la tendencia es a que elijamos valores demasiado elevados sin darnos cuenta que, el calor merma el rendimiento deportivo con determinadas excepciones. En líneas generales podemos decir que las temperaturas ideales serían las siguientes:
  • Para andar: entre 8 y 18 Co
  • Para correr: entre 3 y 10 grados centígrados (Co)
  • Para jugar al fútbol: entre 6 y 12 Co
  • Para nadar: entre 25 y 27 C(la temperatura del agua)
  • Para andar en bicicleta: entre 12 y 21 Co
  • Para jugar al tenis: entre 9 y 15 Co
  • Para jugar hacer yoga o pilates: entre 22 y 26 Co
  • Para hacer pesas: entre 14 y 19 Co
  • Para jugar gimnasia de mantenimiento: entre 17 y 22 Co
Si bien estas temperaturas son relativas, y estarán influenciadas por el viento y la humedad, así a mayor viento menor sensación térmica (temperatura real que siente el organismo) y por tanto las temperaturas ambiente óptimas deberían de ser mayores, cosa que sucede completamente al contrario con la humedad ya que si es muy alta la humedad la temperatura óptima será menor. Tampoco deberemos obviar la influencia de la radiación solar que implica una distorsión de temperaturas aparentemente bajas. La edad también será clave, ya que los niños pequeños y las personas mayores soportan peor oscilaciones del mercurio por su peor termorregulación.
Respecto a la sensación de térmica hay una gran relación con la ropa que nos pongamos. Lo normal es que antes de hacer deporte nos abriguemos más de la cuenta porque sentimos frío, pero después de haber empezado se incrementa la sensación térmica entre 5 y 15 Co, así por ejemplo cuando corremos y en la calle hay 10 Co debemos abrigarnos como si hubiera 25 Co que es la sensación real que experimentamos por la producción de calor que se genera con la activación muscular. Desde luego que siempre es más agradable comenzar la práctica deportiva con calor pero luego notaremos como el rendimiento merma y el cuerpo puede llegar a colapsarse por deshidratación y excesiva temperatura. Trata por tanto de no excederte con la ropa cuando comiences la práctica deportiva, y si te cuesta entrar en calor opta por varias capas de ropa que podrás ir quitando a medida que vas empezando a sudar.