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miércoles, 18 de marzo de 2015

Cinco consejos para que tus zapatillas no aumenten el riesgo de lesionarte

Sin dudas, una de las mayores premisas al correr, debería ser mantenerse sano y libre de lesiones.
Si hay algún accesorio que puede colaborar con el cuidado de la salud en el running, son las zapatillas: mientras más sanas estén, más sanos nos mantendrán.
Para un corredor, son sin duda, la prenda más importante a la hora de vestirse para entrenar, ya que pueden repercutir en el rendimiento y la salud.
Por ello, a continuación te daremos algunos consejos para que tus zapatillas sean tus aliadas y no contribuyan a la aparición de lesiones.

CONSEJOS PARA QUE TUS ZAPATILLAS NO TE LESIONEN

1.- NO OLVIDES ATARLAS

Para empezar con el pie derecho, es esencial que te ates las zapatillas correctamente, de manera de evitar que tus pies se muevan exageradamente dentro de ellas.

Toda la tecnología con la que cuenta el mejor calzado, pierde su función en una zapatilla floja. La estructura está diseñada, para ir siempre, en pleno contacto con el pie.
Al correr tus zapatillas deberían estar lo suficientemente ajustadas para reducir el movimiento interno, pero siempre con el espacio necesario para que con el avance del entrenamiento o carrera, y el aumento del tamaño de tus pies, el calzado siga sujeto sin generar demasiada presión.
Correr con zapatillas demasiado flojas, puede generar fricciones en tus pies y causar ampollas o uñas negras (también pueden ser producidas por zapatillas demasiado ajustadas).
Pese a que este tipo de molestias no son graves, pueden afectar tu técnica de carrera,  y aumentar el riesgo de lesionarte.

2.- CONTROLA LA SUELA

Todas las zapatillas tienen suelas que te ayudan a correr de forma segura (evitando que pisar algún elemento en la calle pueda dañarte) y andar más cómodo.
Con la suma de kilómetros, es inevitable que la suela (y el resto de los materiales) de las zapatillas se vean afectados.
Según como sean tus patrones de pisada, algunas zonas de tus zapatillas se verán mucho mas dañadas que otras, lo que puede acentuar disbalances musculares que deberías corregir.

3.- MAS DE UN PAR

Pese a que no hemos encontrado pruebas científicas de ello, son muchos los corredores que afirman que las zapatillas necesitan un periodo de descanso luego de un entrenamiento, para volver a su estado original y brindar sus prestaciones plenamente.
Por ello, tener al menos dos pares de zapatillas simultáneos, permite intercalarlos, dando mayor cantidad de tiempo entre un uso y el siguiente.
Así también, se puede aprovechar para disponer de un par más liviano, para entrenamientos rápidos y uno más pesado y cómodo, para entrenamientos largos.

4.- USO ESPECÍFICO

Utiliza tus zapatillas de correr, para el uso específico para el que fueron creadas: correr.
Utilizar para uso cotidiano o incluso para otros deportes, el calzado diseñado para running, acorta la vida útil del mismo.
Lo ideal es disponerlo sólo para entrenar y luego dejarlas en un lugar ventilado, esperando la próxima corrida.

5.- LAVADO

Aunque probablemente no sea lo mas higiénico, evita lavar tus zapatillas (hazlo solo en casos extremos, como excesivo barro).
Nunca laves tus zapatillas en el lavarropas, por mas corto que sea el ciclo de lavado, ademas de excesivo para higienizar tus zapatillas es dañino para ellas.
De ser indispensable realizar el lavado, se debe hacer a mano, retirando previamente las plantillas y los cordones, los cuales se lavarán por separado.
Es importante que intentes mojar lo menos posible el calzado y siendo muy cuidadoso con el secado, este debe ser a la sombra y lejos de fuentes de calor. Para acelerar el mismo, se pueden introducir bollos de papel de diario, dentro de la zapatilla, para absorber la humedad.
El lavado excesivo y el secado con calor, aflojan la estructura, pudiendo generar un daño permanente.

LA VIDA ÚTIL

Todo tiene su ciclo, las zapatillas también. A medida que se suman los kilómetros los materiales del calzado se van resintiendo, hasta que pierden sus beneficios.
La duración de tus zapatillas, depende de diversas variantes, el tipo de construcción, el peso del usuario, la técnica de carrera, la superficie sobre la que se corre, y también, en gran medida, la distancia recorrida (entre 800 y 1.200 kilómetros aproximadamente).
Aunque son pocos los que controlan este número, es importante observar el desgaste en la zapatilla en las zonas vitales: la suela y los laterales del talón. Si se observa la suela muy lisa, o bien las paredes del talón arrugadas, es momento de retirarlas de la actividad.
Así también es fundamental “sentir” la pisada y reconocer cuando las prestaciones ya no son las mismas. No es conveniente guiarse por el desgaste de la capellada o cobertura de la zapatilla, ya que esta, principalmente en las buenas zapatillas, suele tener una larga vida útil, y aún cuando el calzado no se nota deteriorado desde una vista superior, el desgaste ya puede estar hecho en su base. Ahí sí, es un buen momento para darle una profunda limpieza y dejarlas lista como zapatillas de uso cotidiano, jubilándolas del running.
Correr es una actividad de pleno contacto con la tierra, los pies trazan una charla paso a paso con las distintas superficies a medida que transcurren los kilómetros, y el único intermediario en ese dialogo son las zapatillas. Estando en condiciones óptimas, otorgaran una comunicación plena en cada pisada.

4.- USO ESPECÍFICO

Utiliza tus zapatillas de correr, para el uso específico para el que fueron creadas: correr.
Utilizar para uso cotidiano o incluso para otros deportes, el calzado diseñado para running, acorta la vida útil del mismo.
Lo ideal es disponerlo sólo para entrenar y luego dejarlas en un lugar ventilado, esperando la próxima corrida.

5.- LAVADO

Aunque probablemente no sea lo mas higiénico, evita lavar tus zapatillas (hazlo solo en casos extremos, como excesivo barro).
Nunca laves tus zapatillas en el lavarropas, por mas corto que sea el ciclo de lavado, ademas de excesivo para higienizar tus zapatillas es dañino para ellas.
De ser indispensable realizar el lavado, se debe hacer a mano, retirando previamente las plantillas y los cordones, los cuales se lavarán por separado.
Es importante que intentes mojar lo menos posible el calzado y siendo muy cuidadoso con el secado, este debe ser a la sombra y lejos de fuentes de calor. Para acelerar el mismo, se pueden introducir bollos de papel de diario, dentro de la zapatilla, para absorber la humedad.
El lavado excesivo y el secado con calor, aflojan la estructura, pudiendo generar un daño permanente.

LA VIDA ÚTIL

Todo tiene su ciclo, las zapatillas también. A medida que se suman los kilómetros los materiales del calzado se van resintiendo, hasta que pierden sus beneficios.
La duración de tus zapatillas, depende de diversas variantes, el tipo de construcción, el peso del usuario, la técnica de carrera, la superficie sobre la que se corre, y también, en gran medida, la distancia recorrida (entre 800 y 1.200 kilómetros aproximadamente).
Aunque son pocos los que controlan este número, es importante observar el desgaste en la zapatilla en las zonas vitales: la suela y los laterales del talón. Si se observa la suela muy lisa, o bien las paredes del talón arrugadas, es momento de retirarlas de la actividad.
Así también es fundamental “sentir” la pisada y reconocer cuando las prestaciones ya no son las mismas. No es conveniente guiarse por el desgaste de la capellada o cobertura de la zapatilla, ya que esta, principalmente en las buenas zapatillas, suele tener una larga vida útil, y aún cuando el calzado no se nota deteriorado desde una vista superior, el desgaste ya puede estar hecho en su base. Ahí sí, es un buen momento para darle una profunda limpieza y dejarlas lista como zapatillas de uso cotidiano, jubilándolas del running.
Correr es una actividad de pleno contacto con la tierra, los pies trazan una charla paso a paso con las distintas superficies a medida que transcurren los kilómetros, y el único intermediario en ese dialogo son las zapatillas. Estando en condiciones óptimas, otorgaran una comunicación plena en cada pisada.


RUNFITNERS



domingo, 1 de marzo de 2015

Primer carrera: cinco dudas típicas



La primer carrera de un corredor amateur, suele llegar más temprano que tarde, después de los primeros trotes, incluso a veces como incentivo para empezar a entrenar.
Como todas las primeras veces, tu primer carrera será inolvidable y, si logras disfrutarla plenamente, es probable que puedas terminar de generar un vinculo eterno con el running.
Por ello, para que logres tener un exitoso debut en el mundo de las carreras y el running, te recomendamos que leas los siguientes consejos.

1.- ¿CUANDO?

Este interrogante atiende a dos preguntas muy distintas: la primera ¿en que época del año? y la segunda ¿cuán entrenado se debe estar para debutar?
En cuanto a la primer pregunta, lo ideal sería debutar con un clima benévolo, por lo que la primavera y el otoño aparecen como las mejores estaciones.
Aunque las  temperaturas mas frías son ideales para obtener los mejores rendimientos, para un corredor debutante, es mucho más importante que el clima sea cómodo para disfrutar todo el evento (la previa, la carrera y la celebración final).
En cuanto a la segunda pregunta, dependerá mucho de cada persona y de la distancia en la que participará.
Como regla general, no deberías participar de una carrera sin tener entre tres y seis meses de entrenamiento previo (para distancias inferiores a los 10k).
Los entrenamientos constantes semana a semana, formarán una base sólida para disfrutar plena y saludablemente de la carrera.
Esperar un tiempo prudencial da lugar a disfrutar más los entrenamientos y comprender mejor el propio cuerpo.

2.- ¿COMO?

El gran objetivo en la primera experiencia, debería ser disfrutar y para ello una carrera bien gradual, de menor a mayor, no arriesgando nunca, sino por el contrario, siendo prudente en demasía, será la mejor táctica.
Largar rápido, a un ritmo imposible de mantener todo el recorrido, puede convertir una fiesta en un calvario.
En la primer carrera, siempre es preferible quedar con la sensación de que se pudo hacer un poco más, y guardar ganas para la segunda, a pedir por favor que se acabe y jurar nunca más largar otra.
Es muy común contagiarse de la energía general y salir los primeros kilómetros por encima de las posibilidades, retener esas ansias de los pasos iniciales logrará agregarle mayor disfrute a los últimos.

3.-¿QUÉ DISTANCIA?

Así como el ritmo debe ser de menor a mayor, lo mismo sucede con las distancias.
Es muy común, caer en la excitación general, de querer correr ya las mayores distancias, pero es un estimulo a muy corto plazo, se llega demasiado rápido, quizás en menos de un año a correr una media maratón (21 km) y, siendo osado, en poco más a una maratón completa (42 km).
El gran problema que se presenta hoy, es que demasiadas personas creen que terminar los 21k o 42k destruidos físicamente, es mucho mas valioso que terminar un 10k en buenas condiciones y buenas marcas.
De hecho un corredor de 100 metros llanos no disfruta menos que un maratonista. Un runner que está abriendo sus primeros caminos, bien puede debutar en distancias entre 4 y 8 kilómetros (los 10k puende ser excesivos para una primera vez). Paradójicamente, pequeños pasos llevan mucho más lejos que grandes zancadas.

4.-¿CON QUIEN?

El running puede ser un deporte sumamente social, no sólo para entrenar, sino también para competir.
La primer carrera es un gran cúmulo de nuevas sensaciones, poder compartirlas, incluso ser guiado por alguien de mayor experiencia, es un gran acierto.
Sólo hay que ser consciente del ritmo propio a la hora de correr, escuchar al cuerpo y no a los amigos, que seguramente tendrán ritmos distintos, más rápidos o más lentos.
Luego de cruzar la línea, todos podrán reencontrarse, y lo harán más alegres si cada uno respetó sus sensaciones de velocidad.

5.-¿DONDE?

Para evitar sorpresas o complicaciones, como en todos los casos hasta ahora, es mejor ser conservador.
Elegir eventos que ya hayan mostrado una buena organización durante varias ediciones, ni muy chicos, ni muy grandes.
Preocuparse por que tengan un buen cuidado del corredor; cobertura médica, un circuito bien cerrado al tráfico, calles amplias, presencia policial. Son precauciones que muchas veces pasan desapercibidas pero protegen lo más importante a la hora de correr, la salud.
El abanico de recomendaciones es mucho más amplio, lo seguiremos repasando en otras oportunidades, pero casi todo se puede resumir en “disfrutar sanamente de correr”, con esa premisa, la felicidad de la primer carrera será sin duda inolvidable.